Dominar las técnicas básicas es esencial para lograr platos sabrosos y con buena textura:
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Hervir: Cocinar los alimentos en agua u otro líquido caliente. Ideal para pastas, huevos o verduras.
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Freír: Cocinar los alimentos en aceite o grasa caliente. Aporta sabor y textura crujiente, pero debe hacerse con cuidado para evitar exceso de grasa.
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Asar: Cocinar los alimentos en el horno o sobre una parrilla. Permite resaltar sabores naturales, especialmente en carnes y verduras.
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Hornear: Similar al asado, pero aplicado a masas y repostería (pan, pasteles, galletas).
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Saltear: Cocinar los ingredientes rápidamente con poco aceite y a fuego alto. Conserva el color, sabor y nutrientes de los alimentos.
Cada técnica influye en la textura, sabor y valor nutritivo del plato final.
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